viernes, 2 de enero de 2015

Libertad de expresión y periodismo


Trabajadores del diario La Prensa de Panamá luchando por la reapertura del medio y la libertad de expresión en medio de la dictadura de Manuel Antonio Noriega. 1988

Por: Herasto Reyes.

La libertad de expresión también incluye la libertad de informar y su ejercicio corresponde a todos los hombres y mujeres. Nada la debe suprimir o limitar.

El asunto es sencillo: se está o no con la libertad de expresión. La libertad de expresión, que incluye el derecho a informar, es un pilar en la garantía y ampliación de las libertades democráticas. La libertad de expresión alcanza a todos los hombres y mujeres sin limitaciones. Ponerle bozal es liquidar esa libertad y con ello se barren otros derechos, los derechos a la participación política, social y cultural, a la movilización y la organización, a vivir en igualdad.  
El deseo de los que ostentan el poder es poner por encima del derecho público sus afanes de censura y cortapisas contra la libertad de expresión. Por eso los militares impusieron sus leyes mordazas, por eso ahora hay quienes quieren imponer nuevas legislaciones para limitar un derecho del que mucho hablan los papeles y convenios que los gobiernos panameños no respetan.  
Los estudiantes de periodismo (al menos en un significativo número) creen que ser periodista es tener un papel colgado de una pared en el que se certifique su “idoneidad”. Por ello solo se ocupan de pasar el semestre y no de estudiar. “¿Estudiar para qué?, si 'cualquiera' puede ser periodista”. Están equivocados, el periodismo es una de las profesiones que más estudio (permanente) requiere. La universidad es totalmente insuficiente para capacitarse en una labor, la de informar, que sienta las bases para el ejercicio de la libertad. Si un graduado de periodismo estudió debidamente las leyes gramaticales y los afanes sociales y políticos de su comunidad, así como su historia y su forma de pensar, de seguro que tendrá trabajo fijo. Si no estudia, por más diplomas que tenga no va a dar la talla...  
Otra cosa importante, digna de comprensión, es que no cualquier persona se interesa por ejercer una profesión que requiere de todo el tiempo, de una vida llena de afanes y de una pasión singular. Así que, aquellos estudiantes que tengan una verdadera vocación de servicio tendrán en el periodismo la profesión de su vida.  
Hay aspectos que se deben considerar, aparte de la formación está el asunto de un salario justo para disminuir las posibilidades de que se entre en el jueguito de las coimas y los regalitos. El periodista debe vivir honestamente de su salario, debe garantizar la independencia al tratar una u otra información, no puede caer en la trampa de la venta de silencios. No hay excusa alguna para dictar una ley que, tras una careta moralista, busca establecer limitaciones a los medios en un terreno en el cual debe imperar la más firme conducta ética.

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